Como una colilla que se consume en la repisa de una ventana, nuestro amor se apaga un poco cuando lo tenemos. Y yo siento que me llegas tarde y que no me llegas a llegar del todo.
Pero, sin embargo, te ruego:
Déjame cogerte, morderte,
vencerte.
Déjate dejarte y mírame mirarte, amor.
Deja que te encierre,
que te seque,
que te acabe.
Piérdete en mis silencios y
entre mis piernas.
Abandónate a mis juegos,
que tus sueños afilen mis colmillos,
que tu cuello se parta en mil caricias y
que yo pueda, sin palabras,
borrarte
cuando
suene
el
timbre
de
mi
despertador.
5 comentarios:
Buffff. Hacía tiempo que no me corría esto por el estómago.... Bufffff!!!
Saber aprovechar al máximo antes de que todo se acabe es un virtud
Vaia, lendo o primeiro comentario pola metade, case pensei que lograras levar ó Anónimo ao cénit coas tuas verbas...
;-)
Siempre tan evocadora y profunda...
Me alegro de volver a leerte.
Un fuerte abrazo desde el Otro Lado
Hay que bien me hace leerte y de un solo tajo emocionarme!
Abrazo
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