
Nos hemos dicho adiós tantas veces que cada vez que nos encontramos se levanta el ciclón de una noche inaugural.
Nos hemos prometido olvidarnos tantas otras que al final de tanto pensar en olvidarnos sólo nos pensamos sin poder olvidar.
Tantos adioses prematuros sólo nos sirven para perdernos en continuos besos de despedida.
Nos concedemos infinitas "últimas noches" inflamados de pasión demente y seguros de tener voluntad...
... nos aseguramos con rabia carnal ser amados por otros...
... amar a otros...
...tantas veces nos engañamos, nos mentimos, nos odiamos...
... nos maldecimos...
...tanto daño nos hacemos...
y tanto, tanto placer nos damos...
.... que ahora que hay vidas de distancia entre nosotros y nuestro último abrazo aún sentimos como un viento abrasador, destructor e incontenible la primera caricia que nos encendió.
...