
CARA A:
- El último beso- me dijo- la última vez que te abrazo, que me tienes, la última que me acaricias, la última vez que me descubres.
Pero no es cierto. No puede serlo porque cuando deslizó dulcemente su lengua entre mis labios... cuando arrugó la nariz y me dijo: "Vete"... noté que mentía.
Que no quería echarme
ni olvidarme
ni perderme.
Mentía, sí, mentía.
Ella aún me quiere.
CARA B:
Cuando cerró la puerta me di una ducha fría.
Me costó resistirme a su sexualidad. Tan evidente, tan calurosa e hipnotizadora...
Lo eché y me quedó el cuerpo encendido, cierto, por el calambre morboso de un beso lascivo y tierno.
Levanté el teléfono:
-Estoy en la 114. Baja, que por fin estoy sola y tengo hambre de piel.