martes, 15 de julio de 2008




Y vuelo, vuelo alto y el viento que levanto
 me sabe a verano, a sol, a noche,
me sabe a las hogueras que enciendo, 
me sabe a las olas que me tocan,
que se van y vuelven.
Me sabe a ese vaivén justísimo 
que dice que  si no saltas una
las siguientes tardan un solo segundo en llegar.

Ahora estoy en la orilla y se me acercan.

La primera me trae un olor a mar purísimo y
se me pega a la piel en un abrazo libre y salado.

La segunda parecía retirarse vencida pero llega y 
me lame los pies codiciosa y abierta.

La tercera me fue invisible hasta que me salpicó la cara y
me despertó hambrienta y fantástica.

Las olas que me envuelven
también me marean,
también me calman, 
me alcanzan
me inspiran, me desnudan
y alguna me logra.

Cuál de ellas me cure me lo susurrará el tiempo,
el mismo que no tenemos
el mismo que no te cedo,
el que me sirve para curarme
el que me dice que la orilla del mar está rebosante
de imágenes, momentos, caricias, huídas, recuerdos

y otros bálsamos para olvidar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...y al final regresó el mar...

Paulo

silbelf dijo...

encantoume, inpiraroncho As Cíes?, non sería de extrañar, estivemos no paraíso!