lunes, 7 de diciembre de 2009

Venas de tinta


Foto: De la cabeza a los pies.
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Delirio perteneciente a los muchos delirios que van conformando el esqueleto de mi libro frustrado. Una gota de la sangre de Ismene:
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Ella deja que la sábana se deslice y le muestre la curva de su cadera. Lo hace para encenderle con su cuerpo aniñado, para someterle dulcemente a sus caprichos mañaneros. Su piel blanca, su pelo desordenado, sus historias crueles y conmovedoras. Todo forma parte de sus juegos.

Le han roto el corazón otra vez y lo reclama para que la sacie, para que le recuerde lo maravilloso de vivir sin grilletes, para que la haga sentirse fuerte y deseada. Para que le arañe los brazos cuando se lleva un dedo a la boca.

Cada semana anuncia un amor definitivo que luego descarta y olvida sin huellas aparentes. Ella amó a muchos. Pero a todos sólo un poco. A él le dice que sabe que mientras no se vuelva loca de amor nunca dejará de ser una cuentacuentos mediocre. Puede que no se engañe en esencia, pero es que ella no cuenta cuentos estrictamente. Ella confiesa pecados. Ella se purga contando.

Y cuando ame, cuando ella ame de veras... puede que se cierre la fuente de sus debilidades. Puede que cuando no disponga de sus infinitos espacios de perdición ya no necesite estrofas para digerirlos.

Él que es todos los hombres que se abrigan en sus sombras... augura el silencio cuando se convierta en partículas borrosas del recuerdo.
Tal vez ella deba amar mucho, pero no enamorarse. Que el amor es exigente y egocéntrico, y no permite que en su reino se muevan más aguas que las que arrastra su corriente.

Ella ha de amarlo todo sin excepción ni exclusividades.

Ésta ha de ser su ofrenda a la belleza.


5 comentarios:

Carapuchiña Vermella dijo...

T.

Y se cuela tu vida en cada letra.
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Xabiewr Pita Wonenburger dijo...
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Anónimo dijo...

Algún día ejerceras de pensadora.

iriana dijo...

Todas tenemos algo de Ismene dentro de nosotras, parte de ese juego en el que escudarnos para no sufrir, para que no nos hagan daño...

Armas de mujer dicen...

Qué grande eres tía...

Chousa da Alcandra dijo...

Purgarse contando contos é un magnífico xeito de camiñar pola vida. Gústame a expresión, así que se non a tés acuñada moito me temo que cha vou copiar máis dunha vez.

(Parabéns por ese parto. Ha ser un pracer acunalo entre as miñas mans)