sábado, 23 de agosto de 2008



Puede que la piel saciada pero el alma yerma.

Puede que los labios secos a pesar de la cama insomne.

Puede también que la huella de sus manos 
emerja alguna noche hambrienta. 
Puede que no con su cara. 
Puede que con otro cuerpo y otro nombre.

Puede que no le quiera y puede que le necesite.

Puede que no le soporte y 
puede que la rabia de no saberle 
me escupa estos versos tarados.

Puede que este final sea una mierda pero

puede

también puede

que sea el mejor posible.

viernes, 15 de agosto de 2008



...

Las mariposas más hermosas no soportan que nadie les acaricie las alas. Éstas se marchitan si alguien, embrujado por su belleza, extiende su mano y las roza siquiera. 

Pueden morir si esto sucede. Es la contradicción más dolorosa y bella que existe. Tan inefablemente espléndidas... y tan inalcanzables.

Hay que esperar a que la mariposa, en pleno vuelo, se pose en nuestra mano  para poder tocarla sin herirla. 

Hay que esperar a que se sienta pletórica y viva para que descanse en la piel de una sin miedo a que le dañes las alas. Recordemos que, si esto pasa, la mariposa más hermosa puede morir de pena. Porque aunque sus alas brillen de mil colores es frágil y tiende a la melancolía. 

Las mariposas más hermosas también necesitan alimento y se lo procuran besando alguna flor, pero la flor ha de tener mucho cuidado. Mucho tacto. Hay que saber que a la mariposa más hermosa se le pude hacer mucho daño con una caricia, se le puede robar el color de sus alas y, no nos olvidemos, enfermarla de pena.

Las mariposas más hermosas se rompen casi sin querer. Y si las observas quietas, tranquilas, sin que se sientan acechadas, te das cuenta de que no soportan ser tocadas porque temen convertirse en gusanos si alguien les hiere las alas.

Pero un gusano de seda, les digo, siempre puede, si descansa y no es abrumado, convertirse de nuevo en la metáfora viva de la belleza. 

Un gusano de seda no es un gusano, es una mariposa dormida. 

Y aunque admiro su belleza frágil y honesta, yo elijo una condena en una guarida de seda antes que aletear en la eternidad tentadora y atormentada. 
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miércoles, 6 de agosto de 2008






-Entonces...¿te vas?
- Me voy, y así protegeremos nuestros recuerdos de nosotros mismos.

.....

"Adiós paseaba mucho para pensar y para pensarse. Esto lo había hecho muy sabio. Solía hacerlo solo, pero se había acostumbrado.

Él, que también deambulaba buscando su camino, se lo encontró y le dijo:

- Adiós, necesito tu ayuda. He de romper un corazón y no reúno valor para hacerlo.

- Estoy aquí, no temas. Preséntame honestamente, sin excusas, y todo saldrá bien.

Caminaron juntos, en silencio pero escuchándose, hasta encontrarla.

No hizo falta que Adiós dijera nada. Ella leyó en sus ojos el peso de su acompañante.

Sólo un abrazo. Quejumbroso, lento, resignado. Y un beso. Pequeño, perdido y cierto.

Cuando ambos emprendieron el camino de regreso a sus vidas Él le dijo a Adiós:

- Gracias por ayudarme amigo. Yo solo no habría podido hacerlo.

- Yo no he hecho nada- le contestó- Me llevabas en la cadencia de tus pasos, en la lejanía de tu mirada. En las tardes monótonas y en los besos de soslayo. En cada noche desabrida, en cada caricia programada, en cada palabra vacía me llevabas. Ella me sentía. Me olía. También me esperaba, ya me deseaba. Hoy no has roto un corazón, amigo, hoy has sanado dos. Hoy has curado dos almas encerradas en el tic tac de un reloj.

Cada uno siguió su camino. Adiós siguió paseando y dejándose ser encontrado. Él siguió el suyo habiendo aprendido que un punto final a tiempo anuncia los mañanas claros y mantiene hermosos los ayeres hermosos."

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domingo, 3 de agosto de 2008





- Cuando te vi pensé: "esta niña es un duendecillo". Cuando te escuché sentí que tenías alma de hada miliciana. Luego te leí y descubrí que eres la marea alta en una noche cerrada.

- Te cuento un secreto: la luna es mentirosa. Cuando escribe que crece, miente. Cuando escribe que decrece, engaña. La luna llena apaga una parte del cielo. La luna ciega, sin embargo, te deja ver la infinitud del cielo estrellado.

-¡Qué mentirosa!

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