viernes, 15 de febrero de 2008




Tengo un cuaderno hambriento de poesía y
no me encuentro las palabras en este corazón rendido.

Tengo una pluma que no descubre palabras
porque se me quedaron en tus labios,
y a tus labios he de ir a buscarlas para escribir,
aunque sea muy pequeño, nuestro poema del adiós.

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